jueves, 18 de junio de 2009

La otra familia


Es cierto que todos tenemos por lo menos un familiar con el que compartimos el color de ojos, de cabello -o la falta de el-, la mirada nostálgica, la sonrisa, el caminar y hasta las manías, nuestra familia de sangre es muy parecida a nosotros físicamente, pero también puede ser muy distante, fría o indiferente aunque este cerca. También es cierto que todos escogemos otros familiares que algún buen día nos encontramos en la vida y sin darnos cuenta se quedan cerca, son los amigos, a ellos los elegimos para que compartan nuestra vida y todos nuestros secretos, nuestras ilusiones y hasta nuestros más íntimos pensamientos; y como en la familia de sangre, no siempre es divertido también hay diferencias, mal entendidos, enojos, reclamos, separaciones, pero no es maldad, es la proximidad, convivimos y compartimos tanto que a veces, nuestra cercanía nos lastima, hiere o intoxica; creo que todo eso se supera, se lava, se borra, por que el cariño que nos une, el habernos escogido para estar juntos sin nada que nos obligue no desaparece fácilmente, es invisible pero tangible, transparente pero sólido, está ahí, mas allá de comentarios, situaciones y con un poco de suerte nos reconciliamos. Hay días que nos amamos y otros que no, pero al final volvemos; así es la familia, con la que nacimos o la que nosotros elegimos.