jueves, 16 de octubre de 2008

e-mail


Los tiempos no son los mismos, eso lo sabemos y vivimos todos día a día, las computadoras, internet, los celulares, todo es más fácil y rápido, y nos acostumbramos inmediatamente a ellos. Creo somos los últimos que extrañaremos algunas cosas, por que las nuevas generaciones no las conocieron, como las cartas, las de antes (de sobre y estampilla). Recuerdo muy bien que hace años, envié a una revista mi nombre y dirección para hacer amigos por correspondencia, salio publicada; a lo largo de meses me llegaron en total 259 cartas, me tomaba el tiempo de responder una por una, aún con las limitaciones propias de alguien de 13 años.
Hoy simplemente checo mi correo en la computadora, y no es mío realmente, es de todos, por que ninguno está dirigido exclusivamente a mi, todos son cadenitas; chistosas, superficiales, profundas, subidas de tono, espirituales y hasta de maldiciones si no lo reenvías (lo que siempre me intriga es si alguien realmente cree que unos bits pueden interferir en tu vida).
“Yo no checo el correo de cadena” me dijo un amigo, pensé, ¿que lee?, por que hoy todos “reenviamos” en lugar de escribir; eso si, personalmente selecciono muy bien lo que comparto, me gusta enviar los que hacen sonreír o reflexionar. Estoy consciente que es muy impersonal, pero es mi manera –quizá- de darte los buenos días.
Los tiempos no son los mismos, hoy, el retrato de Dorian Gray no envejecería gracias a un pacto con photoshop, mientras que en su celular una foto de su rostro se pixelaría cada día más.
Las cartas no son las mismas, hoy podré reenviarte un e-mail que alguien más escribió, pero, con esas reflexiones de otro -tal vez más inteligente o con más ingenio que yo- trato de decirte: te tengo presente, no me olvides y hoy quería compartir algo contigo, así que te reenvíe un e-mail.

sábado, 4 de octubre de 2008

La pared


A veces creo que las paredes tienen vida, escuchan, ven y sienten todo lo que pasa a su alrededor, se vuelven cómplices de quien las habita, nos necesitan como nosotros a ellas, por que de que serviría cuatro paredes sin nada que guardar?, y vaya que mis paredes guardan cosas… me miran, las miro; les sonrío; a veces, nos peleamos, las dejo desnudas, sin adornos, y así se quedan meses, después las visto de nuevo, un cuadro al centro, o tres, les dibujo cosas, les escribo poemas, las pinto de colores; les gusta que las mime, me consienten, me despiertan en las mañanas de domingo reflejando luz y vida, en las noches, se quedan en silencio, opacas, cobijando mis sueños… Conocen todos mis estados de ánimo, me han visto llorar y reír; eso si, hay un cuadro pequeñito que no soportan, siempre lo tiran, pero el resiste, no se quiebra y gustoso vuelve a su lugar, le gusta ser mal querido. Pero también tienen su favorito, otro cuadro chiquito de tonos azules, lo coloque hace tiempo y no lo he podido quitar. Mis paredes ríen, contentas con ver la vida pasar, no necesitan más, están fijas en un lugar y agradecidas con lo que les toca vivir, que coincidencia: es también lo que vivo yo!.

jueves, 2 de octubre de 2008

Mi álbum


Mi cabeza es un archivero, un álbum, ahí guardo todo: lo que me enseñan, lo que veo, lo que me deja la vida, lo que aprendo yo sólo, todo lo tengo bien ordenado, por importancia, cosas grandes o chiquitas; me gusta limpiar continuamente, y cambiarlas de lugar, lo que antes me parecía relevante ya no lo es tanto, y algo que antes no le vi sentido, ahora es primordial; otras, simplemente las tiro, por que ya no valen la pena, o se hicieron feas y aburridas, o las guardo sólo para no olvidar lo que es negativo o peligroso; tengo aún mucho espacio para llenar, por eso abro bien los ojos y mi mente, para conservar lo que realmente sirve, algo que pelee el primer lugar en mi archivo; tengo un apartado especial, lo tengo siempre a la mano, son las cosas que me hacen muy feliz, las que me hacen sonreír, las que le dan sentido a mi vida, las personas que amo –como los amigos y mis padres-, esas, esas no las tengo en la cabeza, las tengo en un lugar muy especial, las guardo en el corazón.

La vida



A veces, no puedo reconocerme ni entenderme, y esque muchas voces hablan en mi, no se si son solo sonidos, o también tienen cuerpo, mente y por lo mismo acciones diferentes.
Que es la vida?, que es lo que le da sentido?, este es el camino? estoy avanzando o camino para atrás? y porque avanzar? también me gustaría sentarme en la arena y ver como el sol y las nubes caminan y yo quieto, solo observando, apenas parpadeando, nadamás…
En otros momentos me quiero comer el mundo, recorrer caminos, mares, cielos, y no regresar nunca, ver hasta que se me cierren los ojos, escuchar hasta quedar sordo y gritar hasta perder la voz, por que la vida es breve y se escapa como el aire, como el tiempo, como la juventud.
Otras más quisiera estar en casa, acostado, sin moverme, sin abrir la ventana ni la puerta, solo yo, soñando, respirando suavemente… en calma.
A veces tengo muchos amigos, a veces pocos, a veces ninguno; otras me siento eufórico, feliz, lleno de vitalidad, otras me cansa ver, respirar, pensar y veo todo gris, deprimente, como una vieja película en blanco negro llena de ralladuras; quisiera ayudar a la gente, no encuentro como, me hago egoísta; tengo fe y luego nada…
Pienso que todo eso es la vida, alegre, triste, confusa, breve, paz, guerra, odio, amor, pero se que si me esfuerzo, sólo un poquito mas cada día puedo hacer grandes cosas, que la vida es sólo el reflejo de cómo vemos las cosas, decido verla grandiosa, radiante, alegre, sé que debo luchar, ser paciente, buscar una guía, tal vez una estrella, y sobre todo estar agradecido con Dios que me regala todo, y nunca, nunca cansarme de decir “te quiero”.